Un suave yogur y la frescura de la fruta. Una combinación irresistible durante todo el año que se vuelve mágica durante los meses de verano.
Saludable, refrescante y nutritivo. Las posibilidades de este maridaje son infinitas, con recetas dulces y saladas que se convierten en magníficos bocados llenos de color y sabor.
Dicen que nuestra alimentación es mejor si comemos en función del ciclo de la naturaleza. ¡Y no es tan difícil! En verano la variedad de frutas de temporada es realmente amplia. Por lo general, se trata de frutas con alto contenido en agua, bajo aporte calórico y vitamina C.
Toma buena nota, porque elegir frutas de verano solo tiene beneficios, ya que tienen un mayor contenido en nutrientes y una calidad superior que se traduce en sabores más auténticos. Además, suelen tener un precio más ajustado y, al ser productos de proximidad, contribuyen a la sostenibilidad.
Albaricoque
Con un alto contenido en agua, es bajo en calorías y rico en fibra, antioxidantes, vitaminas (A y C), potasio y magnesio.
Ciruela
Comparte con el albaricoque su elevada cantidad de agua y su bajo aporte calórico. A partir de ahí, la ciruela cuenta con un abanico de sabor tan amplio como su gama de color: roja, amarilla, verde,… Contiene fibra, vitamina A, potasio, magnesio, calcio y yodo.
Fresa
Dulce y aromática, la fresa es delicada y está compuesta, casi al 90%, de agua. Con alto contenido en fibra, aporta antioxidantes, hierro, calcio, yodo, potasio y magnesio.
Melocotón
Con variedades como el paraguayo o la nectarina, entre otras, el melocotón es jugoso y carnoso. Es rico en potasio, magnesio, ácido ascórbico y vitaminas (A y C).
Sandía y melón
De corteza gruesa, son laxantes y diuréticas. Ambas tienen más del 90% de agua, vitaminas (A y E), potasio y ácido fólico, entre otros. Perfectas en dietas hipocalóricas, son muy refrescantes y sabrosas.
Higo
Considerada una de las frutas más dulces. De sabor intenso, el higo es fuente de fibra y potasio, también aporta calcio, hierro y magnesio.
De gran valor nutricional por separado, juntos son más poderosos. La fruta y el yogur, en sintonía, actúan como prebiótico, gracias a la fibra, y como probiótico, por las bacterias. Como prebiótico, proporcionan al organismo un tipo de fibra no digerible; mientras que, como probiótico, contienen microorganismos vivos. En ambos casos, son beneficiosos para la salud intestinal.
El yogur aporta proteínas de alta calidad, calcio, potasio y vitaminas. Unas vitaminas que se refuerzan con las que contienen las frutas que, además, incorporan antioxidantes, fibra e hidratos.
El resultado de esta combinación es bajo en calorías, hidrata el organismo y es beneficioso para la salud intestinal y del aparato digestivo. Contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de obesidad.
Un desayuno, un tentempié, una merienda, un postre o incluso un helado. Son muchos los momentos en los que la fruta y el yogur pueden tener cabida en el día a día. Para arrancar la mañana, te proponemos un parfait delicioso, nutritivo y saciante. Servido en vaso de cristal, puedes poner una primera capa de muesli molido; después, una generosa capa de yogur natural de cabra o de oveja batido, seguida de otra de sandía y melocotón troceados. Finalmente, añade una nueva capa de yogur y ya tienes un completo desayuno que puedes endulzar con miel o panela.
Partiendo de esta idea, puedes elaborar un parfait con cualquier fruta de temporada combinado con muesli, granola o frutos secos. ¡Prueba suerte hasta encontrar tu combinación original!
Si lo que te apetece es un postre, te sugerimos una opción sencilla y sorprendente. Empieza con una base cremosa de yogur natural de oveja y mézclala con chocolate blanco fundido al baño María. Tras enfriar en la nevera, sírvelo coronado de higos frescos cortados en cuartos y de trocitos de galleta crujiente que le aportan un toque diferente a la textura.