Antes de adentrarnos en el irresistible yogur griego, haremos una breve parada en el origen de la palabra yogur que hoy usamos tantas y tantas veces. “Yougourt” es un término de origen turco que significa espesar.
Desde Turquía se expandió por Occidente en la Edad Media y en el camino, Grecia se enamoró de un postre que empezaba a escribir su historia y elaboró su propia receta.
En aquel entonces, el yogur griego se elaboraba con leche de oveja. Un postre con una textura y un sabor que, desde el primer instante, lo hicieron único. En la actualidad, son muchas las interpretaciones de este yogur, pero su esencia sigue viva en su receta original.
Un yogur tradicional de leche de vaca frente a un yogur griego. A primera vista, los sentidos arrojan un sinfín de elementos comunes y distintos.
Sin embargo, la realidad manda. El factor diferencial básico es uno y está en la producción. Porque en el proceso de elaboración de ambos, la variación es que en el griego se filtra el suero para eliminarlo.
Lo que pudiera parecer un detalle es lo que marca toda diferencia. A partir de ahí, la elección en el griego de la leche de oveja da paso a la magia…
Elaborado con leche de oveja y bacterias lácticas, el yogur de estilo griego conquista por su textura consistente y cremosa, gustosa al paladar. Un elemento de distinción fruto de la filtración del suero que, además, se traduce en una menor cantidad de lactosa y en una mayor concentración de proteínas de alto valor biológico, grasas, minerales y otros nutrientes.
Su materia grasa natural es la clave para lograr su textura únicamente con la leche fresca, a diferencia del griego que se elabora con leche de vaca y que necesita que se le añada nata para conseguir el producto final.
Pero… ¿y ese sabor inconfundible? El sabor ácido del yogur es solo un matiz en un postre que deja paso a una suave y equilibrada dulzura.
Además, contiene menos azúcares y más grasas saludables.
Si algo define a Goshua es la autenticidad. Por eso, nuestros yogures de oveja están elaborados con leche fresca del Pirineo. Tanto el yogur natural como nuestra gama de yogures cremosos de oveja que, como no podría ser de otra manera, está inspirada en la receta original del auténtico griego.
Un delicado bocado que presentamos con una generosa capa de castañas o de moras y arándanos.
Descubre nuestro Yogur de Oveja
Delicioso si lo comes solo, el yogur griego admite múltiples combinaciones. La más clásica es la que añade nueces picadas y una cucharada de miel que potencia su dulzura.
Si quieres agregarle fruta fresca, trocéala y mézclala con granola, que puedes elaborar en casa eligiendo los ingredientes que más se adapten a tus gustos.
Para los más golosos, la canela, el plátano en láminas y el caramelo, junto a las galletas picadas, a modo de topping, conforman un postre ideal para un día especial.
¿Buscas más ideas? Estás de suerte, porque no hay límites. Frutas deshidratadas, frutos secos, semillas, dulce de leche, cereales, cacao,… Teniendo como base un yogur cremoso y con personalidad el éxito de tus ideas esta garantizado.
¡Atrévete a probar!