BIODIVERSIDAD
El paisaje navarro es rico y diverso. Tan dispar entre el norte y el sur como lo es su clima, siempre ligado a la orografía. Desde las blancas cumbres del Pirineo hasta las áridas Bardenas Reales, pasando por los verdes y húmedos valles de Baztán o Roncal. Y en el camino una imponente riqueza natural que se deja ver en espacios protegidos, montes, bosques, ríos, gargantas, cuevas... Un paraíso de valor incalculable que Navarra ha sabido respetar y conservar.
La palabra es biodiversidad. Así es Navarra gracias a su estratégica ubicación y baja densidad de población. Con un modelo donde el desarrollo económico y social se ha llevado a cabo respetando el medio ambiente, cuenta con dos redes de espacios naturales: la Red de Espacios Naturales Protegidos de Navarra (RENA) y Natura 2000, que fue creada por la Unión Europea para la conservación de la diversidad biológica. Entre ambas ocupan el 33% del territorio.
Un escenario idóneo para albergar el 33% de la flora española (y el 20% de la Unión Europea). Datos espectaculares que se traducen en más de 2.600 especies de helechos y plantas con flores o en las 2.700 especies de setas y hongos que están catalogadas.
Pero si algo define a Navarra son sus frondosos bosques. En ellos, los protagonistas son los hayedos, seguidos de los robledales mediterráneos y los encinares.
Y en esos lugares es donde habitan un sinfín de animales entre los que destaca una más que significativa representación de aves. Mirar al cielo es encontrarse con el quebrantahuesos, el urogallo, el águila real, el martinete común, el mirlo o el milano real, entre otros muchos. Un espectáculo digno de ser admirado.
Una vez disfrutado, regresar al suelo es tener la oportunidad de observar ciervos, corzos, zorros, gatos monteses o jabalíes. Pero también erizos, musarañas, nutrias e incluso perdices.