Los clásicos

Aunque no tiene un origen claro, todo apunta a que las natillas tienen su origen en los conventos españoles y franceses de la época medieval. Es bien conocido por todos que estos templos religiosos son espacios de oración y devoción por la repostería. El hecho de que los ingredientes que se emplean para la elaboración de las natillas sean productos económicos y el resultado sea un postre rico en grasas y proteínas, ha favorecido que esta receta haya perdurado por los siglos de los siglos.

Eso sí, en su origen, las natillas se preparaban sin azúcar refinado ni especias.

Tres productos básicos con los que se elabora este delicioso postre: la leche, los huevos y el azúcar. Pero para que estas sepan a “gloria bendita”, en Goshua empleamos huevos frescos de gallinas criadas en suelo, leche fresca con certificado de bienestar animal y un toque mágico: caramelo o vainilla de Madagascar. El éxito está asegurado.

Aunque la esencia de las natillas se mantiene igual que antaño, a lo largo de los años se han ido incorporando algunos cambios. Ahora las hay veganas, con pistacho, sin lactosa, de chocolate y avellanas o de fresa con queso.

El arroz con leche llegó a España, o más bien, a Al-Ándalus, de la mano de la cultura árabe. Así que podemos decir que la receta de este postre ancestral existe gracias a ellos, pues también introdujeron en nuestro país ingredientes fundamentales para la elaboración del “arruzz” o arroz con leche. Nos referimos, en este caso, a la canela, el azúcar y el limón.

Leche, arroz, azúcar y canela. Así de sencillo. Y justamente eso es lo que le ha hecho pervivir tantos siglos. Esa tradición y sencillez que ha hecho que millones de familias repitan cada año esta receta tradicional tanto en sus celebraciones familiares como en las tardes de asueto. Sabemos que hay regiones donde se le añade nata, azúcar quemado en la superficie, incluso huevo, pero nosotros preferimos acercarnos a la versión sencilla y deliciosa.