ELMAGAZINE
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La vuelta al mundo
La vuelta al mundo… ¡en 10 postres!
Irresistibles y emblemáticos: así son los dulces bocados más representativos de cada país.
El postre, ese fin de fiesta que se acaba en un suspiro. Un placer que lleva presente en nuestras comidas y cenas desde tiempos inmemoriales. Ya en el Imperio Romano se ofrecía fruta y pan con miel entre platos. Y en la Antigua Grecia, durante los Juegos Olímpicos, preparaban para el banquete tarta de queso, posiblemente, el postre más antiguo del mundo.
El postre como culmen
Si bien en sus orígenes el postre se tomaba entre comidas, entre los siglos XVII y XVIII comienza a popularizarse en Francia el postre como forma de culminar un banquete. Y desde entonces, el último plato de cualquier comida tiene al dulce como protagonista de cierre.
10 postres emblemáticos
No hay rincón del mundo que no cuente con un dulce bocado representativo de su zona. De chocolate, nata, con fruta o crema. Todos deliciosos y cargaditos de felicidad.
Arrancamos desde la península ibérica nuestro viaje más dulce…
España
Crema catalana
De origen medieval, es de los postres más antiguos de Europa. Servido en recipiente de barrio, esta crema pastelera que recuerda a la crème brûlée, tiene un crujiente de azúcar en su cubierta que la hace irresistible al gusto, tacto y oído.
Portugal
Pastéis de Belém
Seguimos en la península para hablar el dulce más representativo de Portugal, el Pastel de Belém. Estas tartaletas de hojaldre y crema endulzan el país luso desde 1837. Una receta secreta, pero que tiene a su competidor en todas las pastelerías de Portugal bajo el nombre de “pastel de nata”.
Francia
Tarta Tatín
Cruzamos al país vecino para hablar de la famosa Tatín francesa. Elaborada con manzanas caramelizadas y una masa de harina, mantequilla, leche, yema de huevo, y azúcar. Se caracteriza por ser una tarta hecha al revés.
Italia
Tiramisú
Italia no podía faltar en el ranking de postres, son muchos los que podríamos destacar, pero nos quedamos con su tiramisú. Un postre que parece tener su origen en los burdeles de Véneto. De consistencia espumosa lleva cacao, café, mascarpone, huevo, azúcar, chocolate y bizcocho.
Austria
Tarta Sacher
Austria y Sacher llevan de la mano desde que, en 1832, un aprendiz de repostero creara esta archiconocida tarta. De chocolate y albaricoque, se recomienda probarla en el Hotel Sacher de Viena, de donde es originaria.
Japón
Mochis
Salimos de Europa para descubrir el postre más famoso de Japón. Los mochis, unos pequeños pastelitos rellenos de fruta, helado, chocolate o nata que llevan en el país nipón desde hace más de 1.500 años. Y como no podía ser de otra forma, sí, están hechos de arroz, como casi todos los platos japoneses.
Nueva Zelanda
Tarta Pavlova
Una de las tartas más fotografiadas y reconocidas por su blanco empaque es la Pavlova de Nueva Zelanda, un homenaje a la bailarina rusa Anna Pavlova. Es de merengue y frutos rojos y no podía faltar en nuestra lista.
Argentina
Alfajores
Cruzamos el pacífico hasta llegar al continente americano. Los Alfajores llevan en Argentina 130 años, aunque no fue hasta mediados del siglo pasado cuando cogen fama y despega su producción en masa. Van rellenos de dulce de leche y son los preferidos en Latinoamérica.
Estados Unidos
Brownie
Un despiste en una cocina americana de 1897 quiso que el brownie llegara a nuestras vidas, sí, de manera fortuita. Quién le iba a decir a este cocinero que si olvidaba poner levadura a su bizcocho de chocolate con nueces crearía uno de los postre más conocidos y degustados del mundo. No hay nada como los errores humanos. ¡Gracias por el despiste!
Grecia
Tarta de queso
Es la más antigua del mundo. Como avanzábamos, ya en los juegos Olímpicos de Atenas, allá por el 776 a.C, se tiene constancia de esta tarta como alimento de los deportistas. Aunque es en EE.UU donde más fama ha tenido la Cheesecake, su origen estaría en la Isla de Samos, en Grecia.
Los postres llevan con nosotros desde la antigüedad. Mucho han evolucionado desde entonces en cuanto a estética, técnicas culinarias y tecnología. Pero si algo hemos aprendido es que “lo dulce” es una pieza imprescindible en nuestra alimentación y felicidad, desde los orígenes y hasta nuestros días.
¡Y que así sea!